Maestro(a) de Español.
Estimado(a) Compañero(a):
Con motivo de la Prueba PLANEA, recibo mensajes y llamadas telefónicas de amigos maestros de escuelas primarias y secundarias que me comentan lo que sus alumnos ( de 6º de primaria y de 3º de secundaria) expresan al salir de las aulas donde les aplicaron la Prueba PLANEA. Los alumnos seleccionados para aplicar la prueba, una vez terminada su aplicación, externan opiniones como las siguientes: “Las lecturas de la Prueba están rete-difíciles” … “ Lecturas densas y complicadas, difíciles de entender”…“Preguntas confusas porque se podían responder de diferentes formas”…
¿ Estamos ante un problema de comprensión lectora?
¿Convienen textos fáciles para fomentar la competencia lectora?
La comprensión lectora se relaciona de forma directa con las estrategias de lectura y con la competencia léxica. (Léxico: vocabulario, conjunto de palabras de un idioma)
¿Cómo interpretar las quejas de los alumnos cuando éstos no entienden el lenguaje empleado?
¿Estamos ante una una demostración real de dificultades de comprensión lectora? ¿Las dificultades son atribuibles, entre otros aspectos, a la pobreza de vocabulario?
Esa pobreza de vocabulario en ocasiones continúa hasta la universidad donde los estudiantes son incapaces de redactar textos sin repetir palabras y no utilizan más que un número reducido de verbos, sin olvidar faltas de sintaxis, de concordancia y de ortografía.
Las preguntas siguen presentes:
¿Qué tipo de lecturas convienen ? ¿Cualquier lectura es recomendable?
Se trata de investigar de qué manera la lectura influye en la comprensión lectora y en la adquisición del léxico.
¿Que sucede cuando los textos son fáciles?
Los reportes de muchos investigaciones coinciden en un punto: Cuando el alumno-lector comprende sin dificultad los textos y no encuentra palabras desconocidas el esfuerzo lector sirve de poco.
Me parece muy interesante lo que plantea. En mi quehacer docente, procuro reflexionar en forma permanente y me pregunto: ¿Quién tiene la culpa? ¿Los docentes?, ¿los alumnos?, ¿o el sistema que nos marca la no reprobación? Siempre hemos oídos en unísono: “la vida se lo cobrará, tarde o temprano” y en fin, un sinnúmero de dimes y diretes. Lo que sí me queda claro es que comprender no es tarea fácil, debemos de partir de lo simple a lo complejo. Les digo a mis alumnos, localicemos palabras claves, lean detenidamente, fíjense en lo que les están preguntando… Es llevarlos de la mano. A mí no me interesa si les enseñó el maestro del grado anterior o las bases que traigan, pocas o nulas, así tomo el grupo y mediante un diagnóstico voy perfilando la ruta de mejora. Practicando, ejercitando, reflexionando… no es fácil, pero hay que seguir. Creo que la didáctica, el arte de enseñar, debe partir de la disposición el docente a ser un facilitador y eso conlleva, investigar, autorregularse, crear métodos, técnicas, estrategias que le permitan optimizar. El trabajo es arduo, pero no deja de ser fascinante.
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Estimada Lupita Martínez:
Creo que tu Comentario proyecta una visión docente muy clara. Tu descripción de lo que haces en el aula me recuerda un proverbio chino que probablemente es de Confucio y que dice: “Dime algo y lo olvidaré, enséñame algo y lo recordaré, pero hazme partícipe de algo y lo aprenderé”.
Gracias por compartir tus reflexiones: “Creo que la didáctica, el arte de enseñar, debe partir de la disposición el docente a ser un facilitador y eso conlleva, investigar, autorregularse, crear métodos, técnicas, estrategias que le permitan optimizar. El trabajo es arduo, pero no deja de ser fascinante”.
Me entusiasma recibir tus reflexiones. Saludos con mucho afecto. Humberto Cueva
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