Kepa Osoro ha tomado como punto de partida un proverbio árabe que dice “Siembra un acto y cosecharás un hábito. Siembra un hábito y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y cosecharás un destino”. Sostiene que este proverbio, llevado al campo de lectura podría traducirse así: “Siembra un encuentro de lectura compartida gozosa y libre y cosecharás el hábito de la lectura. Despierta el deseo espontáneo de leer y cosecharás una personalidad investigadora, creativa, innovadora. Siembra un carácter curioso y cosecharás una sociedad empoderada, crítica, comprometida, generosa y dispuesta a afrontar sus retos con solidaridad y ética”.
Beneficios de la lectura en voz alta
Kepa Osoro*
La lectura en voz alta es una estrategia válida de lectura, siempre y cuando no se reduzca a una mera oralización del texto. Si al lector sólo se le pide que sonorice los signos gráficos que tiene ante sus ojos, estaremos ante una simple y muy discutible actividad de oralización, pero nunca podremos hablar de “comunicación basada en la lectura” ni de verdadera “lectura expresiva”.
Para que se produzcan la «comunicación basada en la lectura» y de verdadera «lectura expresiva» se han de cumplir una serie de requisitos que pasamos a describir.
- Antes de la lectura
- No sólo se deberá tener en cuenta la entonación lingüística (marcada por los signos ortográficos, por ejemplo, las interrogaciones y exclamaciones) sino también la entonación emocional (las frases se entonan sobre todo en función de su contenido semántico).
- La lectura en voz alta requiere un gran esfuerzo mental y psicológico al lector porque le sitúa ante el “riesgo” de ser entendido, pero también ante la posibilidad de ser cuestionado por su estilo y por la calidad de su oralización.
- El lector debe disfrutar (en lo intelectual, recreativo o ideológico) con el texto que va a comunicar; de lo contrario su lectura resultará poco espontánea. Si no disfruta leyendo, el público lo percibirá y se sentirá incómodo y acabará desconectando.
- Generar expectación entre los oyentes mediante una introducción breve pero incisiva y sugerente que les haga sentir que están ante una ocasión privilegiado de disfrutar de la palabra hablada.
Delante de los oyentes
- El lector debe situarse ante el auditorio en unas condiciones óptimas (visibilidad, comodidad, sonoridad, etc.) que le permitan sentirse a gusto.
- Se controlará la respiración, para lo cual la postura corporal ha de permitir la recepción y emisión natural del aire durante la fonación de las frases.
- Si el lector está de pie puede moverse de un lado para otro –sin excesos–, si lo desea, para así captar mejor la atención de todos (que se sentirán más “aludidos” si el lector les mira de frente y se acerca). Todo ello sin sobreactuar.
- El texto será sujetado de un modo correcto: sin tapar con él el rostro del lector, ni tan bajo que le obligue a mirar hacia abajo, lo cual haría perder sonoridad.
- El lector podrá levantar los ojos con frecuencia y así podrá observar si está captando la atención de los lectores y sus reacciones.
- Si la lectura se apoya en algún tipo de imágenes (ilustraciones, esquemas, etc.), hay que asegurarse de que todos puedan verlas y de que no sean un motivo para la “desconexión” del auditorio respecto al mensaje que transmite el lector.
- Leer sin prisa.
- Cada texto requiere un tono, una modulación, unas inflexiones. No se leen de igual manera una historia tétrica, un relato irónico, un poema, un ensayo, una noticia, etc.
- El lector tiene que dar tiempo a los oyentes para reaccionar si el texto les provoca respuestas espontáneas (miedo, repulsa, risa, sorpresa…). Al mismo tiempo, no evitará transmitir sus propias emociones, ya que eso dará a la lectura mayor naturalidad e intensidad.
- Los cambios de ritmo y algunas pausas son recursos ideales para mantener el interés del público: si la acción pasa por un momento acelerado, se leerá con mayor velocidad; si se ralentiza el tempo narrativo, el lector reducirá la vivacidad.
- Al finalizar, se debe establecer un diálogo para comprobar si el texto ha gustado, si se ha entendido, que ha sugerido, etc. Debemos tener presente que el objetivo es establecer un contacto emocional con cada uno de los oyentes.
No existen normas fijas sobre el significado y valor de cada signo de puntuación y se pregunta sobre la extensión de las pausas que requieren una coma o un punto.
El texto escrito tampoco señala el volumen de voz o la intención del contenido. Sólo un lector eficaz será capaz de asumir con fidelidad la voz del escritor y de atribuir un sentido a lo que lee a partir de los indicios que le ofrece la obra. El lector habrá dado un paso importante cuando abandone lo literal para trascender a lo interpretativo y logrará que los oyentes sean partícipes activos de esa evolución.
Leer en voz alta de un modo expresivo y comunicativo es una excelente estrategia de fomento del hábito lector porque tanto el que lee como el que escucha sentirán el auténtico gozo de la palabra escrita. Uno y otros se estarán dando de leer y sentirán su intercomunicación como un acto cultural, social y humano lleno de sentido y maravilla.
FUENTE: http://www.fundaciongsr.com/story.php?id=771
Alejandro Jodorowsky: El uso de la voz.
¡Apégate! a la lectura en voz alta
Es muy interesante la lectura en voz alta muy buena experiencia para los alumnos
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