Compu de bolsillo
Sergio Sarmiento*
“¿Recuerdas los viejos tiempos,
cuando tenías contacto visual
en una conversación?”. Regina Brett
Los teléfonos inteligentes son cada vez más caros.
El iPhone X, el nuevo teléfono codiciado por los entusiastas de Apple a pesar de que sólo empezará a venderse en noviembre, tendrá en los Estados Unidos un precio al público de 999 dólares para su versión con menos memoria, 64 gigabytes (GB). Para México ya se ha anunciado un precio de 23 mil 499 pesos. Si uno quiere el modelo de mayor capacidad, con 256 GB de memoria, tendrá que invertir 26 mil 999 pesos.
Los teléfonos celulares de gama alta ya cuestan tanto o más que una computadora portátil. El nuevo Galaxy Note 8 de Samsung, ya lanzado en Nueva York y que será presentado en México el 26 de septiembre, tiene un precio sugerido en Estados Unidos de 929.99 dólares. El Samsung Galaxy S8 Plus que yo uso se vende en México a 19 mil 699 pesos.
Quizá el alto precio es inevitable. Estos dispositivos no son ya simples teléfonos móviles. Son computadoras con alta capacidad de procesamiento, conectadas permanentemente a la red y equipadas con cámaras digitales de fotografía y video. Permiten realizar una amplia gama de trabajos profesionales y son también centros de entretenimiento personal.
Es muy fácil criticar a los millennials que se hunden horas en la contemplación de sus pequeñas pantallas iluminadas; pero yo también, millennial del milenio pasado, le doy un uso intenso a mi teléfono. Lo empleo para leer periódicos y revistas de México y el mundo. Me da acceso a mis correos electrónicos. Me comunica con mis compañeros de trabajo, lectores, radioescuchas, familiares y amigos de manera instantánea. Me permite revisar archivos que guardo en la nube y realizar investigaciones. Lo empleo para escuchar música mientras trabajo y para ver videos y películas. Ya no es inusitado que un libro completo pueda leerse en la pantalla de un teléfono.
Unos instrumentos tan útiles han generado inevitablemente un mercado enorme. Sólo en 2016 se vendieron mil 495 millones de teléfonos inteligentes en el mundo, un aumento de 5% sobre el año anterior. Esta es una cifra extraordinaria ante una población mundial de 7 mil 500 millones. Samsung registró la mayor participación de mercado con 20.5%, seguido de Apple con 14.4%. Huawei ha venido ganando terreno y cerró 2016 con 8.9% del mercado, si bien su presencia sigue estando concentrada en China (gartner.com). El mercado ofrece muchas otras opciones.
Hay fuertes debates sobre las consecuencias del uso que hoy se da a los teléfonos inteligentes. Robin Sharma, autor de El Monje que Vendió su Ferrari, afirma que estos han causado “masivas pérdidas en nuestra creatividad y productividad”. El empresario y bloguero francés Fabrice Grinda dice, en cambio, que han sido “los principales promotores de los avances en productividad”. No sé cuál de los dos tiene razón, pero quizá lo puedo averiguar. Sólo tengo que usar mi teléfono inteligente para buscar información seria sobre el tema. Lo haré una vez que termine el artículo sobre literatura erótica que estoy leyendo.