Investigación educativa…¿Para qué?
Por Rosa María Torres H. *
El XIV Congreso Nacional de Investigación Educativa (CNIE) se llevó a cabo en la Ciudad de San Luis Potosí, del 20 al 24 de noviembre. El congreso fue organizado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa (COMIE) y se contó con la asistencia de casi 2,700 congresistas.
Si bien la investigación educativa no parece tener influencia inmediata sobre decisiones, prácticas y fines, sí que contribuye a la creación de una “atmósfera” que penetra en el universo educativo.
La construcción de la sociedad de derechos, entre ellos los educativos, ha hecho más visibles las condiciones de vulnerabilidad de ciertos grupos: de indígenas, de mujeres, de migrantes, de jóvenes. Se ha acentuado la evidencia palmaria de la discriminación que genera la desigualdad. En este siglo, como nunca antes, se han elevado los niveles de concentración de riqueza y de poder. Se ha profundizado la segmentación de la estructura social y se han fortalecido las divisiones de clase y estatus, con su consecuente escalada de diferenciación en la estructura de oportunidades.
El eje del debate en este congreso fue “Aportes y desafíos de la investigación educativa para la transformación y la justicia social”.
Todo apunta a que la producción de conocimiento deberá preocuparse por las consecuencias de la desigualdad, porque ésta actúa en el orden de la vida, la existencia y los recursos de los ciudadanos.
Se espera que el debate en el congreso ayude a generar adhesión a la justicia como patrón cultural de la sociedad, porque es ahí donde los investigadores tenemos nuestro más grande desafío.
En un país con desigualdad y creciente parsimonia para disminuirla; con una percepción negativa y confianza erosionada en las instituciones; con feminicidios y desapariciones forzadas; con adoloridos damnificados que demandan respuestas y atención, quienes hacemos investigación tenemos, no sólo el derecho, sino la obligación, de preguntarnos ¿cuáles son, en el campo educativo, las batallas que serían decisivas para mejorar las condiciones de justicia social?
Recordar y hacer patente nuestros infortunios no es pesimismo o regodeo en la desgracia, es deliberación inteligente de las situaciones que requieren de acción inmediata. Así lo señaló Pablo Latapí cuando preguntó: “…¿es posible recuperar la esperanza, en el México de aquí y ahora? “ Ésta es la pregunta en la que desemboca el examen de nuestras desventuras. Por esto respondo con un rotundo “sí” a la pregunta de si es posible hoy recuperar la esperanza. Cumplamos nuestra misión de investigadores comprometidos, con sentido de urgencia. La eternidad se vuelve finita, se consume; se extingue en cada niño que se queda sin escuela, en cada generación perdida, en el desperdicio irreversible del tiempo, recurso no renovable; el tiempo, que es el principal activo de las personas y las sociedades. El tiempo de México, y también el de cada uno de nosotros, se agotan.
*Nexos | 22.noviembre.2017
Gracias, maestra, ya lo traigo para entregarlo acá en CTE.
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